MARCHA CONTRA EL FEMICIDIO EN ADROGUE
“Creando juntas” es
un centro que funciona desde hace mas 20 años y que se ocupa de la problemática de las mujeres
que sufren violencia de genero.
Lucia Lara Alonso Y Vilma Lara perteneciente a ese centro, fueron
las convocantes a la reunión realizada en la estación de Adrogue, donde
concurrieron un grupo importante de mujeres, en la cual determinaron que el próximo martes 1° de abril a las 18 hs. Se
realice otro encuentro similar en la
estación de Burzaco, para marchar hasta la comisaria 2da , con pancartas que digan:!!basta
de violencia contra las mujeres y niños!!” , “hoy somos todos Stefania”, “basta
de femicidios” ect.
También el viernes 4 piensan marchan hasta la municipalidad del distrito.
Este encuentro surgió a raíz del cruel asesinato de la joven
Estefanía Diaz vecina de Burzaco a manos
de su ex pareja.
"La idea es pedir políticas públicas hacia las
mujeres que sufren violencia de género y, un lugar de albergue, además, que en
las comisarías no sufran doble violencias, de esta manera también llamar la
atención de los legisladores para que apuren con las leyes que protejan a las
mujeres violentadas", comento Vilma Lara convocante a la marcha
.
CASO ESTEFANIA DIAZ LA JOVEN DE
BURZACO ASESINADA A MAZAZOS POR SU EX PAREJA
“tomen
conciencia anímense a hablar con su mamá, con algún pariente, con
alguien que las pueda ayudar. Y si alguna vez alguna compañera de trabajo te
cuenta que está viviendo algo así, hay que hacer algo. Mañana puede ser tu hija”.
(
lidia Diaz mama de Estefania)
Un triste relato
“Tenía seis
hijos, ahora tengo cinco”, dice Lidia Díaz, ahogada por un sollozo que pretende
contener y no puede. La que ya no está es su hija mayor, Estefanía Michel Díaz,
de 30 años: falleció el 19 de marzo como consecuencia de las heridas gravísimas
que le causó su ex esposo y padre de sus cuatro hijos, Fernando Luis Oriolo,
cuando la atacó una semana antes a golpes de martillo en la cabeza. En ese
momento, Estefanía tenía en brazos a la menor de sus hijas, una beba de un año
y medio. Oriolo se metió de madrugada en la casa que había sido el hogar
familiar y en la que él tenía prohibido el ingreso. Estefanía lo había
denunciado por violencia familiar. El día anterior, el Juzgado de Familia Nº 11
de Lomas de Zamora le había notificado en una audiencia que había dictado la
exclusión del hogar de Oriolo. La medida, como en otros tantos casos, no
alcanzó a proteger a la joven. El horror de un nuevo femicidio silenció a una
mujer que trabajaba como cocinera en una escuela pública de la localidad de
Glew y dejó huérfanos a la beba y a tres nenes, de 5, 7 y 9 años. El autor del
crimen está detenido.
Estefanía y
Oriolo convivieron durante casi 12 años. Aunque Lidia no lo sabía, el maltrato
de parte de Oriolo era moneda corriente. Lo sabe ahora. “Mi hija lo había
denunciado por pegarles a los chicos. Esas denuncias no sé en qué quedaron. Es
evidente que Estefi tenía mucho miedo, pobrecita. Ahora yo entiendo por qué no
me dejaba entrar a su casa. ‘No mami –me decía– estoy cansada.’ Tal vez, pobre,
tendría moretones y no quería que se los viera. Yo encontré ahora una denuncia
que le había hecho a él por violencia hace tres años. Yo no sabía que lo había
denunciado en ese momento. Ella me decía que era agresivo verbalmente, pero no
que le pegaba”, dice Lidia. Como tantas mujeres que sufren violencia de género
de parte de su pareja, Estefanía callaba: no contaba, probablemente, por temor,
amenazada.
Dice Lidia
que su hija y su yerno hacía unos cinco meses que estaban separados. Pero él se
resistía a dejar el hogar familiar, en Gallardo 69, Burzaco, partido de
Almirante Brown, justo al lado de la casa de Lidia y Ariel, su pareja. Oriolo
no aceptaba la separación, como ocurre en otros casos de violencia en
relaciones de pareja.
Estefi era
la hija mayor de Lidia. La menor tiene 11 años. Ahora, la mujer, de 45 años,
está tramitando la tenencia de sus cuatro nietos, que ya están viviendo con
ella. El mayor de los hijos de Estefanía, de 9 años, fue testigo del infierno,
en la madrugada del jueves 13, cuando su papá se metió en la casa y empezó a
golpear a su mamá. Según le contó a su abuela, el niño se refugió en una
habitación del piso superior, con la beba, cuando su mamá se la dio para que la
cuidara, en medio de una sesión de torturas que le propinaba y que incluyó
golpes de todo tipo. “A mi hija le tapó la boca para que no gritara, le rompió
la mandíbula, el ojo. La torturó un par de horas. La dejó desfigurada”, cuenta
Lidia, desconsolada. Dice que Oriolo amenazó a su hijo mayor para que
mantuviera silencio y ahora el niño se siente culpable por no haber sido más
valiente y haber gritado fuerte para pedir ayuda. Lidia también siente culpa:
“No escuchamos nada”, dice, aunque su casa linda con la de su hija. Oriolo le
pegó a su ex pareja con un martillo en la cabeza. La dejó inconsciente.
Alrededor
de las 4 de la madrugada del 13, Oriolo despertó a Lidia y a Ariel: alegó que
pasaba por ahí y había escuchado gritos y que había encontrado a Estefanía
caída en la bañadera, ensangrentada, como si hubiera tenido un accidente, como
en su momento alegó la familia García Belsunce, en relación con la muerte de
María Marta, en el country El Carmel. Oriolo fue en el auto que manejó Ariel,
el padrastro de Estefanía, para llevar a la joven al Hospital Lucio Meléndez,
de Adrogué. La mujer llegó en estado gravísimo. Nunca se recuperó. Falleció el
19 de marzo en la clínica privada IMA, adonde la trasladaron unos días después.
Oriolo quedó detenido. Está preso en la comisaría de Burzaco, y en la
investigación de femicidio interviene la Fiscalía Nº 6 de Lomas de Zamora. La
casa de Estefanía es sencilla. La joven mantenía a su prole, porque Oriolo no
tenía trabajo estable. Ella se desempeñaba como cocinera de la escuela Nº 62 de
Glew. En las últimas semanas estaba de vacaciones porque había trabajado
durante el verano en el comedor escolar. Lidia es auxiliar de cocina. “En su
humildad, ella siempre estaba juntando ropita para alguna vecina. Era muy
dulce, muy bondadosa, muy trabajadora”, la recuerda su mamá. Un día antes del
ataque mortal que recibió de parte de su ex pareja, Estefanía había ido al
Juzgado de Familia Nº 11, a
cargo de Marcelo Brizuela, donde, según contó su mamá, le comunicaron que se
había dictado la exclusión del hogar de Oriolo. Pero, como tantos hombres que
ejercen violencia contra su pareja o ex pareja, Oriolo no respetó la orden
judicial y volvió a ingresar en medio de la noche. “Ella había pedido también
una restricción perimetral”, agregó la madre. “Quiero justicia por mi hija”,
dice Lidia, con el dolor a flor de piel.
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