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lunes, 25 de marzo de 2019

LEYENDAS URBANAS : EL ALMITA DE LA CALLE ARMESTI


Leyendas urbanas :
EL MISTERIOSO NIÑO DE LA CALLE ARMESTI


 Algunos vecinos aseguran que un almita de un niño suele vagar por las noches sobre la calle Armesti, puede ser parte de una historia que muy pocos conocen pero que ocurrio hace 30 años.

Donde termina el Boulevard Armesti, casi llegando a Ave Caaguazu muy cerca de la triple frontera, donde los vecinos aun mantienen el dilema si pertenecen a Lomas o a Lanús pero mantienen lazos profundos con el vecino distrito de Alte Brown, en ese lugar confuso en sus limites catastrales, hace casi 30 años sucedió algo inesperado que con los años se convirtió en una leyenda urbana.

Cerca de esos límites sobre la calle Armesti existía una vieja panadería que en los años 80 vivió su esplendor, pero ya en 1989 estaba en la decadencia total, derruida y abandonada, el viejo propietario decidió alquilarla a un inescrupulosos panadero de Claypole, que  solo la abría de manera clandestina los fines de semana para eludir a los inspectores.

Según relata un vecino memorioso, la panadería era atendida por dos chicas rubias muy atentas y joviales que las traía el inquilino ocasional en una vieja camioneta Chevrolet mas destruida que la misma panadería, las depositaba en el local que abria sus puertas muy temprano.

Al principio el negocio prospero ya que no pagaban ningún impuesto y siempre al margen de la ley, casi a puertas cerradas y sin ningún alarde, los domingos se podía ver colas de vecinos en busca del pan barato, otra época donde la hiperinflación destruía los bolsillos y donde cada centavo se contaba como un tesoro, no muy diferente a lo que sucede ahora.

Según relata este vecino que preferimos reservar su nombre por que así lo pidió, comenta que  al llegar la noche el inquilino las pasaba a buscar a las empleadas y se marchaba hasta el próximo fin de semana.
Hasta que  una tarde lluviosa de abril de 1989, se comenzaron a sentir gritos y discusiones muy fuertes, provenientes de los fondos de la cuadra abandonada de la panadería,  reproches exultantes, sobretodo de las chicas y esto se producía con frecuencia.

Pero esto no seria lo llamativo sino que una de ellas la menor se quedaba a dormir toda la semana en la vieja cuadra de la panadería, sin luz y sin agua las condiciones de vida se limitaban y al pasar los días se la veía a la joven muy desmejorada, ella salía del portón lateral  solo por la noche en busca de algo de comer, no quería que la vieran, se notaba.

Según se comentaba ella mantenía una relación extramatrimonial con el inquilino un hombre obeso y mal hablado del cual se comentaba habría nacido un hermoso niño de unos cuatro años que vivía con ella.
No se sabe con exactitud el tiempo que la joven soporto vivir en esas condiciones indignas, hasta que una vecina se percato de la situación y decidió brindarle ayuda sobretodo al niño , pero ella lo rechazo.

Las discusiones con el supuesto padre y jefe de ellas se fueron acentuando, el malhumor era notable, casi un escándalo hasta que un domingo de julio de ese año la camioneta Chevrolet se fue raudamente sin cerrar el portón y la panadería no volvió a abrir nunca mas.

Nada se supo de la joven y su hijito, ni de su hermana, solo que al año un transeúnte ocasional paso por la vereda en horas de la madrugada rumbo a su trabajo cuando aterrado vio, la figura transparente un nene descalzo parado frente al portón de la panadería, atónito el hombre se asusto y siguió a paso apurando hasta la parada de Caaguazu rezando lo que se le venia en mente.

Cuando lo comento después de un tiempo, se entero que a otros vecinos les pareció ver lo mismo y de ahí hasta hace unos meses nadie hablo más del tema, pasaron casi 30 años y la aparición del niño de la calle Armesti se había esfumado con el polvo del tiempo.
Pero todo vuelve y lo macabro aun más, el pasado sábado 2 de marzo unos jóvenes que venían de bailar  se toparon de frente con esa pobre almita y por supuesto huyeron despavoridos.

Que sucedió en esa antigua panadería?, solo lo sabe Dios y quienes regentearon el lugar, intentamos bucear en las crónicas policiales de esa época, pero no hay registro alguno ni denuncia de un niño desaparecido.

Imaginación colectiva, presencia del mas allá o algún dramático episodio que clama a gritos su injusto final?, sucesos plagados de misterio que dan forma y se convierten en leyendas urbanas .