Naufragios,
leyendas y misterios en la costa bonaerense
Por: Juan José Alarcón
Quien de niño no se sumergió en esas historias de piratas,
tesoros y naufragios virulentos,
reservados solo para la geografía del caribe, bueno eso se creía hasta que la
naturaleza comenzó a reflotar las
desgracias y con ellas las leyendas, la ciencia termino descifrando viejos
mitos que hoy aunque escasos son patrimonio de nuestras costas, por que no solo
de bellas costas vivimos los bonaerenses , también nos gusta saber el por que de
tantas travesías que dieron paso a que cientos de investigadores buceen en lo
profundo y no tanto, descubriendo tesoros ocultos que por años desconocíamos y
tenemos a Dios gracia al alcance de la mano.
La depredación vino con los años, mas fue el saqueo humano que
el climático, esta en notros conservar lo que queda y con el desafío constante
de que nuevos navíos pueden ser encontrados, eso nunca se va a saber.
Mapa de ubicación de naufragios |
Atravesados en una solitaria playa, al sur del Faro Punta
Médanos, hay hierros en punta, con formas sin sentido, como sembrados en la
arena.
Desparramados en casi 80 metros , agonizan
frente a la voracidad del viento y el mar. Son los restos del vapor alemán
Karnak que encalló allí hace más de 120 años. En Costa Azul, coloridas
sombrillas y reposeras contrastan con una estructura circular que el agua
carcome. Es la caldera del vapor argentino Mar del Sur, al cual —en noviembre
de 1924— un temporal arrojó sobre la playa y un mes después sucumbió a causa de
un incendio. A pocos kilómetros de ahí, expuesto a la rompiente, se ve el
costado izquierdo del pesquero marplatense Brasur, que en 1995 encalló en la
costa, al norte de Las Toninas.
Estos son algunos de los restos de los barcos que aún se
pueden ver en las playas que van desde San Clemente a Mar de Ajó. Forman parte
de la riqueza que guardan las costas argentinas y que los especialistas
describen como "un cementerio de barcos hundidos".
Pertenecen a naves de los siglos XIX y XX. Las más antiguas
son de bandera alemana e inglesa: fragatas y barcos a vapor que transportaban
carbón, pólvora o alimentos y que formaban parte del intenso tránsito marítimo
hacia el Pacífico por el Estrecho de Magallanes y que menguó en 1914, cuando se
inauguró el Canal de Panamá. El Karnak es el único que, además, llevaba
pasajeros. Y, en su mayoría, los que vararon en estas costas son buques
pesqueros argentinos.
La nave "Vencedor" encallo en las costas de Mar de Ajo el 24 de abril de 1936, foto momento del rescate |
"En las costas bonaerenses y uruguayas hay alrededor de
1.200 barcos hundidos, aunque muchos fueron reflotados o ya desaparecieron. Uno
de ellos es el acorazado alemán Graf Spee, hundido en 1939 por su propio
capitán en el Río de la Plata, y que comenzará a ser rescatado el 29 de enero.
Hoy, desde Punta Rasa a Punta Médanos, hay vestigios de ocho
barcos que todavía están al alcance de quienes quieren mirarlos y conocer sus
secretos. No faltan los turistas curiosos que alquilan un cuatriciclo para
recorrer 3 kilómetros
y llegar a los restos del Karnak. O los que se acercan a la estancia
"Palantelén" (14 km
al sur de Mar Ajó) para observar lo que queda del casco del Anna, rodeado de
pasto, a 600 metros
de la playa.
Una mujer al frente de recopilar la historia perdida
Desde los años 70, Adriana Pisani, convertida hoy en
historiadora naval por la pasión que desde chica empezó a sentir por los
relatos de naufragios, investiga la historia de los barcos hundidos en las
playas del Tuyú, como se llamaba a esta zona hace casi un siglo. Diarios de la
época, entrevistas y archivos extranjeros le permitieron reconstruir estos
relatos que vuelca en el libro "La fantasía del naufragio".
En su trabajo señala que los barcos del siglo XIX encallaron
por la falta de señalización de la zona (el faro Punta Médanos se inauguró en
1893), por los bancos de arena y la suave pendiente de la playa —no precisados
en las cartas de navegación— y hasta por un exceso de confianza de los
capitanes. Muchas veces, un temporal terminó complicando aún más la situación,
como sucedió con la mayoría de los pesqueros.
La última nave naufragada apareció hace quince años
En el año 2002 un trozo de madera
que emergío de la arena movilizó al Balneario de Reta al sur de la provincia de
Buenos Aires.
Un trozo de madera quedó expuesto luego de una
fuerte tormenta, un vecino que lo avistó llevó la noticia al pueblo y varios
pobladores se reunieron para excavar descubriendo que se trataba de un barco
que se encontraba enterrado en la playa hace muchísimos años.
A este hallazgo se lo denominó el Pecio de Reta (pecio es
la denominación que se le da a los restos de un barco que ha naufragado).
Según la UNESCO los restos pertenecen
a una embarcación de casi 30
metros de eslora muy probablemente de fines del siglo
XIX.
Esta excavación se realizó con la
participación y colaboración de los habitantes de la pequeña localidad donde se
hallaron los restos (Reta), convirtiéndose en una de las primeras experiencias
participativas de una comunidad en la excavación arqueológica de restos
náufragos.
Actualmente son pocos los que
conocen la ubicación real de pecio que permanece oculto bajo la arena, dato que
se mantiene en reserva para la protección del mismo.
El Pecio de Reta fue un galeón de no menos
cinco siglos?
En un principio, y tras un rápido
reconocimiento, se le adjudicó una antigüedad de por lo menos cinco siglos, y
no pocos vecinos se ilusionaron con que se tratara del galeón que, según la
leyenda repetida en la zona, fue arrojado a la orilla por un remoto temporal.
Sin embargo, los especialistas que
analizan los restos ,anticipan que estaríamos ante la presencia de una nave
mercante del siglo XIX, que muestra rastros de haber sufrido un incendio, tal
vez posterior al encallamiento, y que en su construcción o reparación se usó
madera de una conífera que sólo crece en América del Norte y Europa, y que
nunca se plantó en América del Sur.
Lo que se hizo a penas se lo descubrió
Allí se cavó hasta dejar a la intemperie una buena porción
del casco, que se estima tiene unos 30 metros de eslora y 8 de manga. Todavía no se
sabe cuál es la proa y cuál la popa.
Mientras los alumnos y varios buzos tácticos trabajaron con
pequeñas palas y pinceletas dentro de las cuadrículas en las que se han
dividido los restos.
“Acá lo que quedó es
el sollado, es decir, la parte inferior del casco”.
Para el peregrino que se asoma a la tarea, se trata de un
descomunal espinazo de madera.
“Tenemos las cuadernas, la sobrequilla, el tablazón y un
forro metálico. También se supone que
debe estar la quilla, pero aún no la destaparon”, explica el arquitecto Ventini
supervisor de la operación Peciado .
“Ese revestimiento es de una aleación de cobre que, con el
fin de proteger la madera de un gusano que la carcomía, comenzó a usarse en la
industria naval a fines del siglo XVIII”, subraya.
También se rescataron de la estructura pernos y tarugos,
también de madera, y tachuelas de cobre y bronce. Se levantaron planos, se
hicieron gráficos, se filmó y se fotografió toda la faena.
“Esto es lo que hay en estos 144 metros cuadrados
que tiene la excavación, pero todavía queda determinar si en otros sectores de
la playa quedaron más fragmentos”, dice el arquitecto.
Para entonces, tal vez le queden pocos secretos por revelar
al pecio o a “esos palos que sobresalían de la arena”, tal como definió su
hallazgo el arriero de la zona apodado el Tati Sánchez, un baquiano que buscaba
unos novillos perdidos en los potreros cercanos a la costa, se topó con lo que
desde ese instante se conoce como “el galeón de Reta”.
La historia marca que pueden seguir
apareciendo naufragios
De muchos de estos naufragios que no tienen resto visible y
apareció la noticia en los diarios en la época, hoy no podemos precisar
posición.
De modo que quien podría saber hoy si sus restos están o no en aguas
de Santa Teresita o enterrados en sus playas excepto aquellos que se mencionan
con alguna identificación del lugar como el Pepita, Marianna Carlotta, Antonio
Alessandra y algunos más, en algunos casos los diarios decían "se hundió a
media cuadra del Tuyú" o "a dos millas de la estancia de Luro" e
incluso a nuestro Anna (de Hamburgo) que está al sur de Mar de Ajó, los
informes del Lloyd´s lo dan hundido en el Río de la Plata.
Hay un naufragio que el diario dice "cerca de cabo
Corrientes, en la desembocadura del Rio de la Plata", de manera que definirlo hoy es bastante imposible.
Lo mismo respecto al tema de las
lanchas pesqueras, las de la tragedia de 1946, casi todas las desaparecidas fue
en Partido de la Costa, y excepto la Luisa Sylveira y María Dolores que
sufrieron averías en cercanías de San Clemente y El Halcón que sus restos se
descubrieron en Punta Médanos, las demás: Happy Days, Pumará y Palma Madre
desaparecieron a lo largo de estas playas y hoy es imposible saber dónde.
Los restos de lanchas y doce cadáveres de los 33
desaparecidos, se encontraron a lo largo de las playas desde San Clemente hasta
Villa Gesell.
Por eso nunca se dice
"En este lugar no hay barcos hundidos" porque no podemos saberlo.
los buques hundidos con una antigüedad de
100 años o más ya son parte del patrimonio protegido, según la ley 25.743,
sancionada en junio de 2003.