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sábado, 21 de julio de 2018

AQUELLOS CAMPOS DE LAVANDA EN LA CAMPIÑA DE CLAYPOLE


Cuando la campiña de Claypole era conocida como el l’or bleu (oro azul) de la zona sur



Difícil le es al habitante de la localidad de Claypole, partido de Alte Brown, poder imaginarse que hace más de  80 años, las calles que hoy transitan estaban cubiertas por extensas plantaciones de lavandas y otras plantas aromáticas muy similares a la Provenza francesa, región famosa por el cultivo de estas especies destinadas a la industria de perfumes.
Pero en verdad existió y fue muy productiva, ofreciendo trabajo a cientos de familias que venían de diferentes lugares en tiempos de cosechas.

Esta empresa se asentó cerca de lo que fue la ya desaparecida Eco granja Don Orione, llegando sus limites al Cottolengo y parte de una laguna ya desaparecida que sobrepasaba la actual Av Eva Perón, toda esa extensión  a comienzo de la primavera se inundaba de colores azules y violáceos con grandes surcos para la que la cosecha sea aun mas rápida.

Este emprendimiento fue la idea de una importante farmacia de capital federal quien contrato a dos expertos franceses para el cultivo y manufacturación de aceites aromáticos con la finalidad de abastecer a las perfumerías porteñas e incluso comercializarlos a Europa.

Claypole a principios de los años 30 era considerada una zona privilegiada por su altura, dueña de un clima ideal para el cultivo de estas plantas, por entonces la gran variedad de eucaliptos, pinares y limoneros abundaban en la zona, los sembradíos de los primeros colonos de origen italiano, le daban esa pincelada de campiña europea, casi una pequeña Provenza francesa, prospera e ilimitada.  
    
La lavanda es un símbolo de la Provenza y mundialmente conocida por sus paisajes únicos, una planta con un perfume incomparable y con propiedades extraordinarias.
Una multitud de colores violetas y azules tiñen los campos de la Provenza durante el período de floración, de junio a septiembre en Europa y aquellos emprendedores de origen francés, lo soñaron así, vieron en las tierras de Claypole el reflejo del oro azul y no desperdiciaron esta oportunidad económica que como todo sueño, tiene su tiempo de prosperidad y otro de final.

La compañía Franco –Argentina de lavandas y esencias , finalizo su tarea a principios de los años 40, apenas diez años duro el emprendimiento del cual nunca se supo el por que de su retiro, unos años después otro grupo de origen japonés, intento resurgir los cultivos, pero no prospero.
 Hasta mediados de los años setenta, según cuentan los vecinos mas antiguos, todavía se podían ver  cerca de lo que hoy es la manzana 27 del complejo urbano Don Orione, algunas plantas salvajes de lavandas, muy pocas, dispersas, seguramente retoños que sobrevivieron a lo que llego a ser el oro azul de la zona sur , vestigios de un pasado con tintes europeos que llenaron de vida y color estas tierras que hoy caminamos.

Juan José Alarcón   .