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miércoles, 15 de septiembre de 2010


Analisis
Mafia de los medicamentos: de anticipos confirmados y venganzas K
NADA DE JUSTICIA, SÓLO UNA TRAMA POLÍTICA


El llamado a indagatoria a más de media docena de funcionarios y ex funcionarios oficiales en el marco de la denominada “mafia de los medicamentos”, representa mucho más que un paso judicial más por parte del oficialista juez Norberto Oyarbide. Es la postal de puntuales gestos de “venganza” por parte del kirchnerismo contra ciertos personajes que aparecen como incipientes enemigos K.
Por caso, la convocatoria a Claudio Zin es un tiro por elevación a Daniel Scioli, quien en las últimas horas se mostró sonriente con el archienemigo K Mauricio Macri y osó dejar plantado al oficialismo en el acto que oficiará esta misma tarde.

En el mismo sentido, debe entenderse el llamado a indagatoria de Juan Rinaldi, titular de la cuestionada Administración de Programas Especiales (APE) y mano derecha de Hugo Moyano, otro de los novedosos adversarios del Gobierno.

La prueba más concreta de que las indagatorias se tratan de una mera medida política, lo constituye el “olvido” de Oyarbide a la hora de convocar a Enrique Dratman, esposo de la “todoterreno” Diana Conti.

Dratman, por caso, es uno de los principales involucrados en la trama de medicamentos adulterados y aún su situación no ha sido debidamente puntualizada por la Justicia.
La trama de marras no es nada novedosa: fue denunciada por Tribuna de Periodistas a través de una veintena de artículos periodísticos, mucho antes de que la Justicia siquiera pensara en detener a Juan José Zanola.

En esos días, se contó con lujo de detalles cómo los referidos Rinaldi, Moyano y otros impresentables, habían hecho de la APE un millonario negocio en detrimento de la salud de miles de personas que perecieron bajo las garras de los medicamentos “truchos”.

Los datos de esa interna, que terminó ganando Moyano, fueron publicados en junio de 2010. Vale la pena, volver a repasarlos:

“Esas operaciones, la mayoría ilícitas, han sido parte de una fuerte interna entre dos pesos pesados que compitieron para ver quién se quedaba con una caja de las más importantes de kirchnerismo: la de la Administración de Programas Especiales (APE).

Por un lado, se encuentra la figura de Néstor Vázquez, hoy imputado en el marco del expediente por la denominada ‘mafia de los medicamentos’. Por el otro, puede divisarse la silueta de Hugo Moyano. Teniendo en cuenta que este último casi no tiene relevancia en las crónicas de los diarios en torno a esa causa judicial —salvo en las últimas semanas, cuando el kirchnerismo decidió ‘sacrificarlo’—, puede deducirse que el titular del sindicato de camioneros ha sido el gran vencedor en esta contienda.

En realidad, es dable mencionarlo, Moyano ha sido —y aún es— el real ‘mandamás’ detrás de todos esos negocios, siempre con la protección de lo más elevado del oficialismo.

Para entender la trama, debe mencionarse en primer lugar a quien supo ocupar uno de los lugares clave de este entramado, la Gerencia General de la Superintendencia. Se trata de Juan Rinaldi, quien, cuando asumió en ese cargo, fue acompañado al APE por todos los popes de la CGT: Hugo Moyano, José Luis Lingeri, Omar Viviani y Omar Suárez. Toda una postal de quiénes manejan parte del poder de esa entidad.

En esos días a Rinaldi se lo presentó como ‘un hombre de la CGT que reportaba directamente a Moyano’. Poco después, ese puesto pasó a manos de otro ladero del camionero, Ricardo Bellagio, quien ocupa hoy el lugar dejado por Rinaldi.

Bellagio, es dable mencionarlo, había sido echado en 2007 por la ex ministra de Salud, Graciela Ocaña, por irregularidades cometidas en su anterior cargo, el de gerente de Control Económico Financiero de la Superintendencia.


Operación desmantelamiento


Rinaldi llegó a la Superintendencia de Servicios de Salud en noviembre de 2008 y lo hizo de manera avasallante. A los dos días de ocupar su sillón, echó a uno de sus asesores, un tal Castro, del riñón de Lingeri, y se hizo cargo del millonario fondo de la APE con un equipo compuesto por gente de su propia confianza.

En el área de informática, una de las más importantes a la hora de hacer ‘negocios”, puso al joven yerno de Moyano, Christian Asorey, un ingeniero en sistemas de unos 25 años, novio de la hija de Liliana Zulet, su esposa. En Asuntos Jurídicos, Rinaldi colocó al abogado Abel Beroiz (h) homónimo de su padre, oportunamente asesinado en un hecho aún no esclarecido; y en la parte de Prestaciones insertó a Hugo Sola, hombre de extrema confianza de su cónyuge. Como puede verse, Moyano tiene copados todos los puestos clave para hacer los negociados en esa dependencia.

‘En charlas privadas, (Moyano) siempre confesaba que quería desbaratarle el quiosco a Néstor Vázquez y se veía que iba por todo’, admitió un capitoste de la Superintendencia a este cronista”.
Más claro, echarle agua… oxigenada (por lo de la mafia de los medicamentos, claro).


Concluyendo

Si alguien cree que Oyarbide repentinamente se volvió independiente y que resolverá positivamente la causa de los remedios adulterados, está sumamente equivocado. El magistrado, mal que le pese a más de uno, sigue siendo presionado desde Casa de Gobierno a través del tristemente célebre auditor Javier Fernández.

Todas, absolutamente todas las medidas dictadas por el magistrado son supervisadas por Balcarce 50.
Es la garantía más cabal de que el referido expediente judicial será un mero compendio de “chivos expiatorios”.

¿Pan y circo?

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