Leyendas urbanas :
EL MISTERIOSO NIÑO
DE LA CALLE ARMESTI
Algunos vecinos aseguran que un
almita de un niño suele vagar por las noches sobre la calle Armesti, puede ser
parte de una historia que muy pocos conocen pero que ocurrio hace 30 años.
Donde
termina el Boulevard Armesti, casi llegando a Ave Caaguazu muy cerca de la
triple frontera, donde los vecinos aun mantienen el dilema si pertenecen a
Lomas o a Lanús pero mantienen lazos profundos con el vecino distrito de Alte
Brown, en ese lugar confuso en sus limites catastrales, hace casi 30 años
sucedió algo inesperado que con los años se convirtió en una leyenda urbana.
Cerca de
esos límites sobre la calle Armesti existía una vieja panadería que en los años
80 vivió su esplendor, pero ya en 1989 estaba en la decadencia total, derruida
y abandonada, el viejo propietario decidió alquilarla a un inescrupulosos panadero
de Claypole, que solo la abría de manera
clandestina los fines de semana para eludir a los inspectores.
Según
relata un vecino memorioso, la panadería era atendida por dos chicas rubias muy
atentas y joviales que las traía el inquilino ocasional en una vieja camioneta
Chevrolet mas destruida que la misma panadería, las depositaba en el local que
abria sus puertas muy temprano.
Al
principio el negocio prospero ya que no pagaban ningún impuesto y siempre al
margen de la ley, casi a puertas cerradas y sin ningún alarde, los domingos se
podía ver colas de vecinos en busca del pan barato, otra época donde la
hiperinflación destruía los bolsillos y donde cada centavo se contaba como un
tesoro, no muy diferente a lo que sucede ahora.
Según
relata este vecino que preferimos reservar su nombre por que así lo pidió,
comenta que al llegar la noche el
inquilino las pasaba a buscar a las empleadas y se marchaba hasta el próximo
fin de semana.
Hasta que una tarde lluviosa de abril de 1989, se comenzaron
a sentir gritos y discusiones muy fuertes, provenientes de los fondos de la
cuadra abandonada de la panadería, reproches exultantes, sobretodo de las chicas y
esto se producía con frecuencia.
Pero esto
no seria lo llamativo sino que una de ellas la menor se quedaba a dormir toda
la semana en la vieja cuadra de la panadería, sin luz y sin agua las
condiciones de vida se limitaban y al pasar los días se la veía a la joven muy
desmejorada, ella salía del portón lateral
solo por la noche en busca de algo de comer, no quería que la vieran, se
notaba.
Según se
comentaba ella mantenía una relación extramatrimonial con el inquilino un
hombre obeso y mal hablado del cual se comentaba habría nacido un hermoso niño
de unos cuatro años que vivía con ella.
No se sabe
con exactitud el tiempo que la joven soporto vivir en esas condiciones indignas,
hasta que una vecina se percato de la situación y decidió brindarle ayuda
sobretodo al niño , pero ella lo rechazo.
Las
discusiones con el supuesto padre y jefe de ellas se fueron acentuando, el
malhumor era notable, casi un escándalo hasta que un domingo de julio de ese
año la camioneta Chevrolet se fue raudamente sin cerrar el portón y la
panadería no volvió a abrir nunca mas.
Nada se
supo de la joven y su hijito, ni de su hermana, solo que al año un transeúnte
ocasional paso por la vereda en horas de la madrugada rumbo a su trabajo cuando
aterrado vio, la figura transparente un nene descalzo parado frente al portón
de la panadería, atónito el hombre se asusto y siguió a paso apurando hasta la
parada de Caaguazu rezando lo que se le venia en mente.
Cuando lo
comento después de un tiempo, se entero que a otros vecinos les pareció ver lo
mismo y de ahí hasta hace unos meses nadie hablo más del tema, pasaron casi 30
años y la aparición del niño de la calle Armesti se había esfumado con el polvo
del tiempo.
Pero todo
vuelve y lo macabro aun más, el pasado sábado 2 de marzo unos jóvenes que
venían de bailar se toparon de frente
con esa pobre almita y por supuesto huyeron despavoridos.
Que sucedió
en esa antigua panadería?, solo lo sabe Dios y quienes regentearon el lugar,
intentamos bucear en las crónicas policiales de esa época, pero no hay registro
alguno ni denuncia de un niño desaparecido.
Imaginación
colectiva, presencia del mas allá o algún dramático episodio que clama a gritos
su injusto final?, sucesos plagados de misterio que dan forma y se convierten
en leyendas urbanas .
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