DÍA MUNDIAL DEL
AUTISMO
Comprometido
sindicato en la lucha por la concientización del autismo
El sindicato del fósforo, acompaño una jornada dedicada plenamente a la concientización
del autismo en la plaza Emilio Mitre de CABA.
Del
encuentro además del mencionado sindicato, participaron los impulsores de la Red
Federal de Padres TEA quienes abordaron un día pleno de emociones entre juegos
y charlas motivadoras, la finalidad fue la convivencia y el claro apoyo a esta dolencia
que tiene angustiado a los padres sobretodo ligado a los estruendoso ruidos que
afectan directamente y dañana el comportamiento de las personas autistas.
De
esta manera el Sindicato del fósforo ingerente directo con la pirotecnia junto a la Cámara que agrupa a los fabricantes
de fuegos artificiales y la Red TEA, firmaron un documento de convivencia mutua
a modo aliviador donde exponen la necesidad de un párate en la fabricación y comercialización
de fuegos de estruendo, dando paso a los nuevos tiempos donde la mayoría de las
comunas ya emitieron sendas ordenanzas prohibiendo la venta de estos productos,
afectando directamente a los trabajadores del área, el compromiso se basa en la
fabricación de fuegos artificiales sin ruido a modo de convivencia.
La
pirotecnia una tortura para el niño autista
La época de las Fiestas de año es
un verdadero calvario para los niños con autismo, tal cual lo describen tanto
padres como especialistas.
Al tener su capacidad auditiva
incrementada perciben los estruendos como una verdadera catástrofe, tanto así
que según relatos de papás lejos de disfrutar, hasta esperan a la mañana de
Navidad para abrir los regalos. Incluso los profesionales relatan que los
primeros días de enero deben ayudarlos a reponerse del impacto de los festejos.
Un documento elaborado por la licenciada Rocío López Moretti del
servicio de Rehabilitación del hospital Universitario detalla que el Trastorno
del Espectro Autista (TEA), conocido comúnmente como autismo, “tiene entre sus
síntomas la hipersensibilidad en sus sentidos y sobre todo la auditiva. Las
personas que presentan dicho trastorno son muy sensibles a los estímulos
externos: sonidos, imágenes, olores, y por lo tanto la pirotecnia los afecta
directamente”.
La opinión de los profesionales
Los profesionales explican que
“suele ser una carga de estímulos muy alta, por el ruido o por las luces, los
fuegos artificiales tienden a desorganizar en exceso a los chicos con TEA”.
La situación los supera y
reaccionan, les genera un alto nivel de estrés y ansiedad, sienten miedo lo que
los lleva a tener crisis por ejemplo de llanto, gritos, se tapan los oídos de
manera desesperada y pueden llegar a autolesionarse.
Además la perturbación que les
provocan los sonidos fuertes incrementan su nivel de cortisol en sangre, lo que
los pone tensos y tienen conductas estereotipadas y repetitivas.
El impacto los lleva incluso a tomar una actitud
agresiva como forma de manifestar la molestia
Camino a la
pirotecnia sin ruido
Al margen de las discusiones
familiares, esa es sin duda una de las grandes controversias que generan las
fiestas de fin de año.
Y a las crecientes campañas y pedidos de
pirotecnia cero , especialmente por las entidades que protegen a los niños,
pero no solo por ellos sino también por las mascotas , se suma una tendencia que hace un poco más
"amigable" la decisión para quienes aún se arriesguen a festejar
con pirotecnia:
“La gente consulta si existen
opciones sin ruido, y cuando le mostramos que existe una línea pet friendly se
sorprenden, y la eligen”, cuenta un distribuidor importante de pirotecnia, sobre una tendencia
que va creciendo progresivamente en el mundo de los fuegos artificiales.
Por las campañas de concientización que cada
vez son más fuertes en distintos lugares del país, las empresas productoras e
importadoras entraron en crisis y debieron reconvertirse.
En el país, la venta de pirotecnia sin ruido
crece un 20% sostenidamente desde hace tres años, por su particularidad que no
emiten sonidos y generan un juego de luces atractivo en el aire.
AUTISMO EN CRECIMIENTO A NIVEL
MUNDIAL
Las tasas de autismo en escolares aumentaron
un 15% entre 2012 y 2014, continuando con un aumento de dos décadas, según los
últimos datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades,
que no detalla las razones del aumento.
En 2012, se registraba uno por
cada 68 niños en EEUU, así, las tasas de
autismo han subido 150% desde 2000, cuando la cifra era uno 150 niños.
El análisis, que se llevó a cabo
en once comunidades alrededor del país, evidencia que el aumento en la
prevalencia podría ser en parte debido a que ha mejorado la identificación y
diagnóstico de la condición entre niños de minorías.
El autismo es un trastorno del
desarrollo que se caracteriza por una variedad de desafíos sociales y de
comunicación, así como por comportamientos repetitivos como mecerse, agitar las
manos u obsesiones.
El estudio señala que si bien son
más los niños blancos diagnosticados con autismo que los afroamericanos e
hispanos, la brecha está disminuyendo.
"El mayor número de niños
afroamericanos e hispanos que están siendo ahora identificados con autismo
puede ser debido a que hay un alcance más efectivo en las comunidades
minoritarias", indicó Stuart Shapira, director auxiliar del Centro
Nacional de Defectos Congénitos y Discapacidades de Desarrollo de los CDC.
También a que han "aumentado
los esfuerzos por examinar a todos los niños por autismo para que puedan
recibir los servicios que necesitan".
Craig Newschaffer, director del
Instituto de Autismo AJ Drexel en la Universidad de Drexel en
Filadelfia,explicó que "no existen causas ambientales obvias para las
tasas de aumento, y sin datos sobre adultos, no está claro si más personas
tienen autismo, o la condición siempre ha sido tan común, simplemente no
reconocida o llamada por otros nombres".
El informe apunta, además, la
necesidad de intensificar los esfuerzos para lograr identificar la condición a
una edad más temprana, ya que menos de la mitad de los niños identificados con
autismo en la Red de Autismo y Discapacidades de Desarrollo recibieron su
diagnosis cuando tenían cuatro años.
De acuerdo con la investigación,
pese a que el 85% de los niños con autismo tenían en sus historias médicas
notas que indicaban preocupación entre sus padres sobre la posibilidad de tener
la condición a los 3 años, solo al 42% se le realizó una evaluación a esa edad.
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