De Narváez podría polarizar con Alicia Kirchner
Si
suma al Pro y sus aliados peronistas.
Las ultimas estadísticas que se conocieron ayer refuerzan la
idea de que las perspectivas electorales del kirchnerismo en Buenos Aires
dependen de que una vez más funcione el clientelismo. Según la UCA, la pobreza
alcanza al 26,9% de la población y el gasto salarial del gobierno aumentó el
160% desde el 2009. Es evidente que la inflación está empujada por el aumento
del gasto público y la emisión de pesos para sostenerlo. Ésta, a su vez, en
gran medida se va hacia la compra del dólar blue, aumentado así la pobreza
estructural y la pérdida de empleos industriales -300.000 en un año, y la
mayoría en la construcción. Sin embargo, una encuesta de la empresa Isonomía
contratada por Jaime Durán Barba le da a CFK una imagen positiva del 54% y una
intención de voto de entre 35 y 40%. Similares números tiene otro encuestador,
Hugo Haime. Ambos encuestadores están hoy vinculados al gobierno nacional, lo
que no les restaría validez a sus trabajos. En síntesis, que el cristinismo
cuenta en el territorio bonaerense con una base electoral lo suficientemente
significativa como para disuadir a Daniel Scioli y Sergio Massa de lanzarse a
una aventura electoral en su contra. En el caso del primero, lo que está en
juego es una ruptura y el apoyo a las listas de su aliado Francisco de Narváez.
En cuanto a Massa, con su persistente silencio se viene retirando gradualmente
de su candidatura a diputado nacional por el Frente Renovador. Tanto Scioli
como Massa saben que una cosa es la imagen positiva y otra muy distinta es el
inmenso aparato político y logístico que es necesario para que los votos
aparezcan en las urnas. Con su tejido de intendentes del conurbano, más la
enorme estructura del Ministerio de Desarrollo Social que aporta Alicia
Kirchner, el cristinismo lleva la delantera ante los armados mucho más débiles
del sciolismo y el massismo, que cuentan con recursos económicos muy inferiores
a los de la Casa Rosada. Julio de Vido es otro factor decisivo en este juego,
porque semanalmente les recuerda a los intendentes que recibirán el
financiamiento para las obras locales si -y sólo si- acatan las órdenes de
Olivos.
Confiados en el clientelismo
Siguiendo con los números de referencia, por ejemplo
Management & Fit y Jorge Giaccobe coinciden en señalar que la situación
actual es similar a la del 2009. O sea, que el oficialismo podría no superar el
32% de los votos en Buenos Aires.
Las chances de De Narváez de polarizar la elección contra
Alicia Kirchner crecerían bastante si se le sumara el Properonismo y los
peronistas disidentes. Esto es, hoy por hoy, el armado de los intendentes de
Vicente López, San Isidro y Malvinas, Jorge Macri, Gustavo Posse y Jesús
Cariglino, por un lado, y los grupos que responden a Hugo Moyano, Gerónimo
Venegas y Luis Barrionuevo, por el otro. Como es obvio, el armado final de este
rompecabezas no es sencillo. El resto de la oposición en Buenos Aires aparece
rezagada. El GEN de Margarita Stolbizer todavía no acordó si renovará su
alianza con el FAP y la UCR. Los hermanos Rodríguez Saá y Víctor de Genaro, que
no aceptan una alianza con la UCR, parecen quedar en una posición marginal.
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