EL GOBIERNO TEME UN EFECTO DOMINO EN LAS
FUERZAS
Prefectos y gendarmes realizarán hoy una
asamblea para definir sus futuras acciones. Buscan la adhesión de otras fuerzas
a la protesta.
Cinco días
después de su estallido, la principal preocupación en la Casa Rosada frente al
conflicto en las fuerzas de seguridad es que se produzca un efecto dominó y que
la protesta salarial se disemine. La crisis en las fuerzas de seguridad se
acentúa en un complicado laberinto financiero, legal y de conducción. “Ante la
falta de respuesta del Gobierno”, los suboficiales de Prefectura Naval y
Gendarmería convocaron para hoy al mediodía a una asamblea general para
“definir los pasos a seguir”.
Durante toda la
jornada de ayer, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner permaneció en la Quinta de Olivos, donde
recibió a algunos funcionarios en horas de la tarde y se vio obligada a
postergar el viaje que tenía previsto hacer a Santa Cruz para pasar el fin de
semana largo. Entre los visitantes estuvo el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal
Medina; el viceministro de Economía, Axel Kicillof; el titular de la Anses , Diego Bossio, y
Martín Reibel, responsable de la Agencia Administrativa
de Bienes del Estado. Pero el paisaje habitual de la residencia se vio alterado
por un incremento de la seguridad.
“Vamos a seguir acá hasta que tengamos
una respuesta. A todos los camaradas que están en descanso de guardia, en
licencia, retirados, los invitamos a venir acá”
Durante las
negociaciones de ayer entre los “delegados” de ambas fuerzas, funcionarios del
Ministerio de Economía y el secretario de Seguridad, Sergio Berni, se vivieron
momentos de tensión cuando el diálogo se estancaba porque “los números no
cierran”. La incorporación de una serie de adicionales al salario de los uniformados
implicarían unos 4 mil millones de pesos, guarismos que se incrementarían aún
más si el Gobierno acepta uno de los principales reclamos: un básico de 7 mil
pesos.
Berni prometió
para el próximo martes una respuesta al petitorio. Sin embargo, según dejaron
trascender fuentes de la cartera de Seguridad, se está intentando “una
readecuación financiera a través de un incremento de suplementos” que no se
sumarían al pedido de blanqueo, situación que genera desconfianza.
La orden de la Presidenta habría sido
sencilla: “Quiero que arreglen el conflicto, pero no generen otro”. En ese
sentido serían tres sus temores.
El primero de
ellos es que el reclamo se extienda en las demás fuerzas policiales y en
Ejército y la Fuerza
Aérea. La
Armada fue hasta el momento la única de las fuerzas que hizo
sentir su malestar. Cuando esto último sucedió, el ministro de Defensa, Arturo
Puricelli, y los jefes del Ejército y de la Fuerza Aérea buscaron
llevar tranquilidad a sus subordinados y hasta tuvieron que frenar protestas a
punto de detonar.
La idea de que
las demandas de blanqueo lleguen al resto de la administración pública es el
segundo temor de la Casa
Rosada. Y el tercero es acceder a todos los reclamos de las
fuerzas. “Si cedemos a cada uno de los puntos, mañana nos van a pedir usar
bermudas floreadas”, se animó a bromear un funcionario.
Raúl Maza, vocero
de los gendarmes que permanecen acampando frente al edificio Centinela del
barrio porteño de Retiro, reforzó ayer por la tarde el nivel de la protesta:
“Vamos a seguir acá hasta que tengamos una respuesta. A todos los camaradas que
están en descanso de guardia, en licencia, retirados, los invitamos a venir
acá”. Desde las escalinatas del Edificio Guardacostas, en Puerto Madero, el suboficial de Prefectura José Cabañas
sostuvo que “hasta el martes se mantiene la protesta y estaremos esperando ver
qué solución y propuesta nos trae el Gobierno” y aclaró que la negociación
“está abierta”.
En las altas
esferas del ámbito castrense ya apodaron la crisis como “la sublevación de los
sargentos”. Sus principales referentes son cuadros jóvenes de las filas de la
suboficialidad, criados y adiestrados en tiempos de democracia, profesionales y
despolitizados. “Como oficiales superiores, lo único que nos preocupa es que se
quiebre la cadena de mandos, esa situación puede ser grave tanto en las Fuerzas
Armadas como en las de seguridad. De todas maneras, creemos que esta situación
se puede sortear. Creo que ésta es una lección para todos nosotros. Esta
complicada situación también tiene que servir para que la clase política nos
escuche un poco más, si nos hubiesen escuchado a tiempo esto no ocurriría”,
reflexionó un oficial de alto rango de la Armada que jura que el Gobierno estaba alertado
del malestar de las fuerzas. El conflicto se inició el martes pasado, cuando
efectivos de Prefectura comprobaron que se les redujo entre 30% y 60% sus
salarios por la aplicación del decreto presidencial 1307. Desde entonces, la
crisis se extendió sin encontrar salida al laberinto.
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