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miércoles, 19 de agosto de 2020

EL LENGUAJE INCLUSIVO DEGENERA EL IDIOMA

 

LENGUAJE INCLUSIVO  QUE NO INCLUYE  Y   DEGENERA EL IDIOMA

          Por el Profesor Eduardo  Colman                                                 

No  transcurre  un  solo  día  sin  que en  algún  medio  aparezcan  los depredadores del idioma que, a los fines de  justificar  una supuesta inclusión,  pretenden imponer deformaciones en el lenguaje alterando formas socialmente aceptadas por la comunidad a través del tiempo.

Cierto es que la lengua es el conjunto de signos y que el habla lo hace el hablante. Nuestra lengua, el castellano también llamada español, deriva del latín vulgar que se hablaba en el antiguo Imperio Romano, desde fines del siglo III antes de Cristo.

 Pero la expresión latín vulgar no indica vulgaridad, significa que era hablado por el vulgo o pueblo, es decir, por la masa de la población ; obreros, magistrados, comerciantes, colonos, soldados, entre otros, y se diferencia del latín clásico o literario que era la lengua escrita, cultivada por los escritores.

Precisamente, este latín vulgar era hablado por todos los romanos, y  lo trasladaron a las tierras que abarcaba el imperio.

 Había unidad política y unidad lingüística  y una sola lengua;  el latín vulgar.

La caída del Imperio Romano y la llegada de las tribus bárbaras produjeron el desmembramiento social, pero no cultural, porque las fuerzas invasoras sólo traían el apetito voraz de la conquista y la destrucción, pero jamás pudieron con el espíritu de Roma que a través de su lengua  madre;   el  LATIN VULGAR,   alumbró  el nacimiento del Portugués, Castellano, Francés, Italiano, Rumano, Catalán y Sardo .

  El castellano completó poco a poco su evolución, y en los llamados siglos de oro, XVI y XVII, alcanzó su mayor brillo y hermosura en los maestros del idioma: Garcilaso de la Vega, fray Luis de León,  Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Góngora   y  otros tantos escritores que jerarquizaron nuestro idioma.

Las leyes de comunicación, las derogadas y las vigentes, siempre hicieron hincapié en que la misión de los medios de comunicación es  la de informar, formar, educar y entretener.

De estos preceptos muy pocos se cumplen .En  forma permanente observamos o escuchamos que muchas personas puestas en funciones de comunicadores sociales, ponen de manifiesto, dramáticamente , una inocultable  falta de solidez en su  for-mación . Y ello no implica que no existan profesionales capacitados: cada año cientos de locutores, periodistas y licenciados en comunicación social aguardan  un llamado responsable de los responsables de los medios .   

La supuesta inclusión social a través de la deformación cultural jamás conducirá a un buen resultado. Como  decía  Juan   Carlos  Cernadas Lamadrid, un autor y docente de lujo que tuve en el ISER siempre decía que …”un mal conduce a otro mal mayor , que un drama conduce a otro drama  “.  Así como la  acumulación  de  palabras  no  es  literatura, desgastar términos valiosos  como inclusión, empoderar , literal o nada  nada,  para decir nada,  tampoco contribuyen a mejorar ni el idioma ni la sociedad.  Algunos lo llaman lenguaje binario.  Lo quieren imponer y olvidan que el castellano como otros idiomas sobrevivieron a la caída del Imperio. Sin  dudas, en esta disyuntiva,   el  valor más importante es el respeto y  no ser instrumentos de la ambición de nadie.

Sólo y a modo de recapitulación vale recordar que la gramática nos explica  cómo es el sistema y la normativa cómo debe ser. La sintaxis es el estudio de las relaciones de los distintos signos lingüísticos en el contexto, de sus posibilidades de combinación. La semántica es el estudio  de las significaciones y la prosodia es la parte de la gramática que enseña  la correcta pronunciación y acentuación de las letras, sílabas y palabras.

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