LENGUAJE
INCLUSIVO QUE NO INCLUYE Y
DEGENERA EL IDIOMA
Por el Profesor Eduardo Colman
No transcurre
un solo día
sin que en algún
medio aparezcan los depredadores del idioma que, a los fines
de justificar una supuesta inclusión, pretenden imponer deformaciones en el
lenguaje alterando formas socialmente aceptadas por la comunidad a través del
tiempo.
Cierto
es que la lengua es el conjunto de signos y que el habla lo hace el hablante.
Nuestra lengua, el castellano también llamada español, deriva del latín vulgar
que se hablaba en el antiguo Imperio Romano, desde fines del siglo III antes de
Cristo.
Pero la expresión latín vulgar no indica
vulgaridad, significa que era hablado por el vulgo o pueblo, es decir, por la
masa de la población ; obreros, magistrados, comerciantes, colonos, soldados,
entre otros, y se diferencia del latín clásico o literario que era la lengua
escrita, cultivada por los escritores.
Precisamente,
este latín vulgar era hablado por todos los romanos, y lo trasladaron a las tierras que abarcaba el
imperio.
Había unidad política y unidad
lingüística y una sola lengua; el latín vulgar.
La
caída del Imperio Romano y la llegada de las tribus bárbaras produjeron el
desmembramiento social, pero no cultural, porque las fuerzas invasoras sólo
traían el apetito voraz de la conquista y la destrucción, pero jamás pudieron
con el espíritu de Roma que a través de su lengua madre;
el LATIN VULGAR, alumbró
el nacimiento del Portugués, Castellano, Francés, Italiano, Rumano,
Catalán y Sardo .
El castellano completó poco a poco su
evolución, y en los llamados siglos de oro, XVI y XVII, alcanzó su mayor brillo
y hermosura en los maestros del idioma: Garcilaso de la Vega, fray Luis de
León, Cervantes, Lope de Vega, Quevedo,
Góngora y otros tantos escritores que jerarquizaron
nuestro idioma.
Las
leyes de comunicación, las derogadas y las vigentes, siempre hicieron hincapié
en que la misión de los medios de comunicación es la de informar, formar, educar y entretener.
De
estos preceptos muy pocos se cumplen .En
forma permanente observamos o escuchamos que muchas personas puestas en
funciones de comunicadores sociales, ponen de manifiesto, dramáticamente , una
inocultable falta de solidez en su for-mación . Y ello no implica que no existan
profesionales capacitados: cada año cientos de locutores, periodistas y licenciados
en comunicación social aguardan un
llamado responsable de los responsables de los medios .
La
supuesta inclusión social a través de la deformación cultural jamás conducirá a
un buen resultado. Como decía Juan
Carlos Cernadas Lamadrid, un autor
y docente de lujo que tuve en el ISER siempre decía que …”un mal conduce a otro
mal mayor , que un drama conduce a otro drama
“. Así como la acumulación
de palabras no
es literatura, desgastar términos
valiosos como inclusión, empoderar ,
literal o nada nada, para decir nada, tampoco contribuyen a mejorar ni el idioma ni
la sociedad. Algunos lo llaman lenguaje
binario. Lo quieren imponer y olvidan
que el castellano como otros idiomas sobrevivieron a la caída del Imperio.
Sin dudas, en esta disyuntiva, el
valor más importante es el respeto y
no ser instrumentos de la ambición de nadie.
Sólo
y a modo de recapitulación vale recordar que la gramática nos explica cómo es el sistema y la normativa cómo debe
ser. La sintaxis es el estudio de las relaciones de los distintos signos
lingüísticos en el contexto, de sus posibilidades de combinación. La semántica
es el estudio de las significaciones y
la prosodia es la parte de la gramática que enseña la correcta pronunciación y acentuación de
las letras, sílabas y palabras.
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