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lunes, 29 de enero de 2018

LEYENDAS DE NAUFRAGIOS EN LA COSTA BONAERENSE

HISTORIAS DE NAUFRAGIOS EN NUESTRAS COSTAS

Naufragios, leyendas y misterios en la costa bonaerense

 

Por: Juan José Alarcón

Quien de niño no se sumergió en esas historias de piratas, tesoros  y naufragios virulentos, reservados solo para la geografía del caribe, bueno eso se creía hasta que la naturaleza comenzó a reflotar  las desgracias y con ellas las leyendas, la ciencia termino descifrando viejos mitos que hoy aunque escasos son patrimonio de nuestras costas, por que no solo de bellas costas vivimos los bonaerenses , también nos gusta saber el por que de tantas travesías que dieron paso a que cientos de investigadores buceen en lo profundo y no tanto, descubriendo tesoros ocultos que por años desconocíamos y tenemos a Dios gracia al alcance de la mano.

La depredación vino con los años, mas fue el saqueo humano que el climático, esta en notros conservar lo que queda y con el desafío constante de que nuevos navíos pueden ser encontrados, eso nunca se va a saber.

Mapa de ubicación de naufragios 
Atravesados en una solitaria playa, al sur del Faro Punta Médanos, hay hierros en punta, con formas sin sentido, como sembrados en la arena.
Desparramados en casi 80 metros, agonizan frente a la voracidad del viento y el mar. Son los restos del vapor alemán Karnak que encalló allí hace más de 120 años. En Costa Azul, coloridas sombrillas y reposeras contrastan con una estructura circular que el agua carcome. Es la caldera del vapor argentino Mar del Sur, al cual —en noviembre de 1924— un temporal arrojó sobre la playa y un mes después sucumbió a causa de un incendio. A pocos kilómetros de ahí, expuesto a la rompiente, se ve el costado izquierdo del pesquero marplatense Brasur, que en 1995 encalló en la costa, al norte de Las Toninas.

Estos son algunos de los restos de los barcos que aún se pueden ver en las playas que van desde San Clemente a Mar de Ajó. Forman parte de la riqueza que guardan las costas argentinas y que los especialistas describen como "un cementerio de barcos hundidos".

Pertenecen a naves de los siglos XIX y XX. Las más antiguas son de bandera alemana e inglesa: fragatas y barcos a vapor que transportaban carbón, pólvora o alimentos y que formaban parte del intenso tránsito marítimo hacia el Pacífico por el Estrecho de Magallanes y que menguó en 1914, cuando se inauguró el Canal de Panamá. El Karnak es el único que, además, llevaba pasajeros. Y, en su mayoría, los que vararon en estas costas son buques pesqueros argentinos.
 
La nave "Vencedor" encallo en las costas de Mar de Ajo  el 24 de abril de 1936, foto momento del rescate
"En las costas bonaerenses y uruguayas hay alrededor de 1.200 barcos hundidos, aunque muchos fueron reflotados o ya desaparecieron. Uno de ellos es el acorazado alemán Graf Spee, hundido en 1939 por su propio capitán en el Río de la Plata, y que comenzará a ser rescatado el 29 de enero.


Hoy, desde Punta Rasa a Punta Médanos, hay vestigios de ocho barcos que todavía están al alcance de quienes quieren mirarlos y conocer sus secretos. No faltan los turistas curiosos que alquilan un cuatriciclo para recorrer 3 kilómetros y llegar a los restos del Karnak. O los que se acercan a la estancia "Palantelén" (14 km al sur de Mar Ajó) para observar lo que queda del casco del Anna, rodeado de pasto, a 600 metros de la playa.


Una mujer al frente de recopilar la historia perdida
Desde los años 70, Adriana Pisani, convertida hoy en historiadora naval por la pasión que desde chica empezó a sentir por los relatos de naufragios, investiga la historia de los barcos hundidos en las playas del Tuyú, como se llamaba a esta zona hace casi un siglo. Diarios de la época, entrevistas y archivos extranjeros le permitieron reconstruir estos relatos que vuelca en el libro "La fantasía del naufragio".


En su trabajo señala que los barcos del siglo XIX encallaron por la falta de señalización de la zona (el faro Punta Médanos se inauguró en 1893), por los bancos de arena y la suave pendiente de la playa —no precisados en las cartas de navegación— y hasta por un exceso de confianza de los capitanes. Muchas veces, un temporal terminó complicando aún más la situación, como sucedió con la mayoría de los pesqueros. 


La última nave naufragada apareció hace quince años
El pecio de reta descubierto en 2002


En el año 2002 un trozo de madera que emergío de la arena movilizó al Balneario de Reta al sur de la provincia de Buenos Aires.

 Un trozo de madera quedó expuesto luego de una fuerte tormenta, un vecino que lo avistó llevó la noticia al pueblo y varios pobladores se reunieron para excavar descubriendo que se trataba de un barco que se encontraba enterrado en la playa hace muchísimos años.
A este hallazgo se lo denominó el Pecio de Reta (pecio es la denominación que se le da a los restos de un barco que ha naufragado).
Según la UNESCO los restos pertenecen a una embarcación de casi 30 metrosde eslora muy probablemente de fines del siglo XIX.
 Esta excavación se realizó con la participación y colaboración de los habitantes de la pequeña localidad donde se hallaron los restos (Reta), convirtiéndose en una de las primeras experiencias participativas de una comunidad en la excavación arqueológica de restos náufragos.
Actualmente son pocos los que conocen la ubicación real de pecio que permanece oculto bajo la arena, dato que se mantiene en reserva para la protección del mismo.

El Pecio de Reta fue un galeón de no menos cinco siglos?




En un principio, y tras un rápido reconocimiento, se le adjudicó una antigüedad de por lo menos cinco siglos, y no pocos vecinos se ilusionaron con que se tratara del galeón que, según la leyenda repetida en la zona, fue arrojado a la orilla por un remoto temporal.
Sin embargo, los especialistas que analizan los restos ,anticipan que estaríamos ante la presencia de una nave mercante del siglo XIX, que muestra rastros de haber sufrido un incendio, tal vez posterior al encallamiento, y que en su construcción o reparación se usó madera de una conífera que sólo crece en América del Norte y Europa, y que nunca se plantó en América del Sur.

Lo que se hizo a penas se lo descubrió
Allí se cavó hasta dejar a la intemperie una buena porción del casco, que se estima tiene unos 30 metros de eslora y 8 de manga. Todavía no se sabe cuál es la proa y cuál la popa.
Mientras los alumnos y varios buzos tácticos trabajaron con pequeñas palas y pinceletas dentro de las cuadrículas en las que se han dividido los restos.
 “Acá lo que quedó es el sollado, es decir, la parte inferior del casco”.
Para el peregrino que se asoma a la tarea, se trata de un descomunal espinazo de madera.
“Tenemos las cuadernas, la sobrequilla, el tablazón y un forro metálico. También se  supone que debe estar la quilla, pero aún no la destaparon”, explica el arquitecto Ventini supervisor de la operación Peciado .

“Ese revestimiento es de una aleación de cobre que, con el fin de proteger la madera de un gusano que la carcomía, comenzó a usarse en la industria naval a fines del siglo XVIII”, subraya.

Investigadores en pleno trabajo sobre el pecio de Reta

También se rescataron de la estructura pernos y tarugos, también de madera, y tachuelas de cobre y bronce. Se levantaron planos, se hicieron gráficos, se filmó y se fotografió toda la faena.

“Esto es lo que hay en estos 144 metros cuadrados que tiene la excavación, pero todavía queda determinar si en otros sectores de la playa quedaron más fragmentos”, dice el arquitecto.

Para entonces, tal vez le queden pocos secretos por revelar al pecio o a “esos palos que sobresalían de la arena”, tal como definió su hallazgo el arriero de la zona apodado el Tati Sánchez, un baquiano que buscaba unos novillos perdidos en los potreros cercanos a la costa, se topó con lo que desde ese instante se conoce como “el galeón de Reta”.

La historia marca que pueden seguir apareciendo naufragios


De muchos de estos naufragios que no tienen resto visible y apareció la noticia en los diarios en la época, hoy no podemos precisar posición. 
De modo que quien podría saber hoy si sus restos están o no en aguas de Santa Teresita o enterrados en sus playas excepto aquellos que se mencionan con alguna identificación del lugar como el Pepita, Marianna Carlotta, Antonio Alessandra y algunos más, en algunos casos los diarios decían "se hundió a media cuadra del Tuyú" o "a dos millas de la estancia de Luro" e incluso a nuestro Anna (de Hamburgo) que está al sur de Mar de Ajó, los informes del Lloyd´s lo dan hundido en el Río de la Plata.
Hay un naufragio que el diario dice "cerca de cabo Corrientes, en la desembocadura del Rio de la Plata", de manera que  definirlo hoy es bastante imposible. 
Lo mismo respecto al tema de las lanchas pesqueras, las de la tragedia de 1946, casi todas las desaparecidas fue en Partido de la Costa, y excepto la Luisa Sylveira y María Dolores que sufrieron averías en cercanías de San Clemente y El Halcón que sus restos se descubrieron en Punta Médanos, las demás: Happy Days, Pumará y Palma Madre desaparecieron a lo largo de estas playas y hoy es imposible saber dónde.
Los restos de lanchas y doce cadáveres de los 33 desaparecidos, se encontraron a lo largo de las playas desde San Clemente hasta Villa Gesell.
 Por eso nunca se dice "En este lugar no hay barcos hundidos" porque no podemos saberlo.

los buques hundidos con una antigüedad de 100 años o más ya son parte del patrimonio protegido, según la ley 25.743, sancionada en junio de 2003.


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