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martes, 1 de abril de 2014

LA HISTORIA DE LA BANDERA QUE NUNCA SE RINDIÓ

 LA BANDERA DE MALVINAS QUE NUNCA SE RINDIÓ ANTE LOS INGLESES


Una historia diferente de cómo un grupo de combatientes supo proteger el pabellón nacional y regreso a la patria sin ser trofeo de guerra para ningún invasor ingles.

El combate más encarnizado en la Guerra de Malvinas tuvo lugar en los alrededores del Monte Longdon. En aquellas últimas jornadas se llenaron páginas de gloria, uno de los grandes protagonistas fue el Regimiento de Infantería Mecanizada 7 “Coronel Conde”. Durante toda la noche del 12 al 13 de junio sus trincheras fueron acribilladas por las baterías enemigas. Nuestros soldados recibieron la descarga de unas seis mil balas, mientras los gurkas avanzaban por la zona, degollando sin compasión.
El Regimiento 7 fue el más castigado en aquellas jornadas: perdió 36 hombres en el campo de batalla. Los heridos fueron 152.

“El pabellón nacional no debía estar bajo tierra ni tampoco podía entregarse al enemigo”

Cuando era inminente el desenlace, el jefe del regimiento, Teniente Coronel Omar Giménez, propuso a los oficiales enterrar la bandera para que no quedara en poder del enemigo. De inmediato se cumplió la orden,pero dos jóvenes tenientes, Jorge Guidobono y Miguel Cargnel (los dos habían dado muestras de valor en el combate), se presentaron ante Giménez.
En medio de la lluvia de balas plantearon su inquietud: el pabellón nacional no debía estar bajo tierra ni tampoco podía entregarse al enemigo.
 El jefe dio el visto bueno y fue así que desenterraron la bandera, quitaron el plástico que la cubría, la desarmaron y distribuyeron las partes (el paño, la corbata, cinco distinciones y tres medallas) entre varios oficiales y suboficiales.

De la bandera se encargó el teniente Guidobono. De la corbata, Cargnel, el teniente Roberto Colom escondió una distinción en su bota, el Mayor Carlos Carrizo Salvadores colocó una debajo de su cinturón, el subteniente Alfredo Luque puso otra en su guante, así fueron ocultando los fragmentos, adosándolos con cinta adhesiva.

Al Terminar el combate  el grueso de los soldados fue transportado de inmediato en el buque Canberra ( Ingles)  rumbo al continente, pero algunos hombres quedaron en las islas, los oficiales  Cargnel (paracaidista) y Guidobono (jefe de Comunicaciones) fueron llevados en helicóptero a San Carlos y luego separados del resto de sus camaradas.

Durante 15 días los mantuvieron prisioneros dentro de un frigorífico, Guidobono, con la bandera envuelta en el torso, se las ingenió para no ser descubierto en el cacheo, que era constante y tedioso.
Luego de varios interrogatorios los ingleses decidieron  embarcarlos y así pasaron otros quince días a bordo y sin zarpar.
Entonces ocurrió algo inesperado, los prisioneros fueron obligados a desnudarse, a  pesar de que Guidobono quiso disimularlo, un soldado enemigo descubrió la bandera y ofuscado le ordenó que la entregara.
 El teniente se negó, el soldado Ingles gritó su orden nuevamente y  Guidobono, con calma, respondió que no entregaba la bandera. La tensión cortaba el aire y en medio de ese silencio eterno, el guardia cargó su fusil.
Alarmado por los gritos, un oficial británico se acercó e intentó convencer al teniente argentino de que entregara el paño, situación que  Guidobono movía la cabeza negando como un empecinado: la bandera no se entrega , repetía .
El oficial británico pareció comprender que podía generarse una situación incontrolable, allí terminó el episodio.
Todas las partes del pabellón se reunieron en Buenos Aires y fueron honradas con los honores de batalla, respetada y recordada, formando parte del anecdotario malvinense que será pasado de generación en generación.


En la prolija Sala Histórica del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 “Coronel Conde”, ubicada en los cuarteles de la localidad de Arana, próximos a la ciudad de La Plata , se encuentra expuesta en lugar privilegiado y encerrada en un lujoso cofre, la bandera de guerra que usara la unidad desde 1961 hasta 1985. Amarillenta y desflecada, su tela y semi deshechos sus bordados, los veinticuatro años en que fuera portada por sus abanderados al frente del Regimiento, muestran no solamente ese tiempo, sino particularmente los efectos que las circunstancias de la guerra de Malvinas le produjeran en el corto lapso en el que aún, como bandera de guerra, estuviera su asta plantada en proximidades del Puesto Comando de la Unidad , azotada por el viento y otras circunstancias.
Cada 11 de junio, la bandera veterana de Malvinas desfila ante las nuevas generaciones de soldados argentinos.








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