Escalofriante confesión
APARECIÓ OTRO CURA PEDOFILO
El religioso habría abusado
de al menos 50 pupilos entre 1984 y 1992, mientras ejercía la tutela de los
menores.
Un ex internado
del Seminario Menor de Paraná se
presentó ayer en las últimas horas en
los tribunales de la capital entrerriana, donde ratificó los dichos de otro
joven que esta semana confirmó que fue abusado por el presbítero Justo José Ilarraz, cuando tenían entre
12 y 14 años.
Fuentes
judiciales confirmaron que los dos jóvenes, que en la actualidad tienen
alrededor de 33 años, complicaron la situación del cura, al reconocer los
abusos que el religioso cometió sobre al menos 50 pupilos entre 1984 y 1992,
mientras ejercía la tutela de los menores.
El nuevo testigo,
procedente de una pequeña localidad rural cercana a Paraná, declaró durante más
de dos horas ante el fiscal de cámara Rafael Cotorruelo.
El joven es uno
de los niños que en 1992 se animó a denunciar los abusos de Ilarraz, dando
inicio en aquel entonces a un sumario diocesáno, que la iglesia mantuvo en el
más estricto secreto durante más de 20 años, sin darle intervención a la
justicia ordinaria.
Voceros de la
fiscalía anticiparon que al sacerdote se le imputa el delito de "promoción
a la corrupción de menores" mientras ocupó el cargo de subprefecto de
disciplina en el Seminario Menor de Paraná, entre 1984 y 1992.
“Se desesperaba sexualmente cuando
veía a los chicos de 12 años “, comento el ex
seminarista.
También se pidió
que sean citados a declarar los dos sacerdotes que intervinieron en el Tribunal
Interdiocesano que le realizó el sumario al Illaraz, luego de la denuncia de algunos de los niños abusados.
Se trata del ex
integrante del Tribunal Interdiocesano con sede en Santa Fe, y actual párroco
de la Iglesia Catedral de Paraná, Silvio
Fariña, y del ex vicerrector del Seminario, hoy vicario general de la
diócesis de Concordia, Alfonso Franck.
En tanto, se
espera que la semana próxima se presenten a declarar los sacerdotes que en 2010
le plantearon la situación al entonces arzobispo de Paraná, monseñor Mario Maulión, además de otros ex
seminaristas que estuvieron en esa institución mientras Ilarraz fue subprefecto.
El procurador
general de Entre Ríos, Jorge García, decidió iniciar de oficio las
investigaciones contra el sacerdote acusado de pedofilia y ayer le remitió las
actuaciones al Juez de Instrucción Nº 3 de Paraná, Alejandro Grippo.
Las fuentes
señalaron que se analiza la posibilidad de que una comisión judicial viaje en
los próximos días a Tucumán para analizar la posibilidad de que Ilarraz haya cometido otros abusos en
la zona de Monteros, donde estuvo destinado por la iglesia durante los últimos
diez años.
EL CASO DEL CURA ABUSADOR DE SEMINARISTAS
El caso de los
abusos de menores en el Seminario de Paraná, hechos ocurridos entre los años
1984 y 1992 y que se atribuyen al cura Justo José Ilarraz, podría derivar en
breve en la apertura de una segunda causa judicial, distinta de la que se
tramita en el fuero penal, a cargo del juez de Instrucción Alejandro Grippo.
Uno de los
abogados querellantes ya anticipó la decisión de las víctimas de llegar al
fuero civil y tramitar una causa por indemnización de daños y perjuicios, y
reclamar un resarcimiento económico por la severa afectación por los casos
reiterados de abusos en chicos que, cuando ocurrieron los hechos, tenían
alrededor de 15 años.
“Las víctimas van
a pedir la reparación económica, conforme lo que ha dispuesto el Vaticano para
este tipo de casos, y que es de entre 200.000 y 300.000 euros. Nosotros lo
vamos a pedir. En los próximos días van a empezar a trabajar en ese sentido. Y
no queremos que el dinero salga de la diócesis, sino que corresponde que esto
salga del Vaticano”, dijo el abogado Milton Urrutia, uno de los querellantes.
La sanción. La
Justicia está investigando esos abusos a partir del empuje de las propias
víctimas, que durante dos décadas batallaron en la Curia en procura de
conseguir, primero, que Ilarraz
fuera apartado de la función sacerdotal, y después que se lo denunciara
penalmente. Pero la Iglesia sólo llevó adelante una investigación diocesana, en
1995, que concluyó en una insólita medida: le prohibieron a Ilarraz pisar
Paraná, y le dejaron la puerta abierta para que siguiera siendo cura en otra
diócesis.
Mientras nada de
eso se había ventilado, Ilarraz
ocupó puestos clave. Después de que se ordenó sacerdote, en 1982, fue mano
derecha del entonces arzobispo Estanislao
Karlic, y después de un breve destino pastoral en la Parroquia Nuestra
Señora del Carmen, en 1984 desembarcó en el Seminario, como responsable de los
dos primeros años del secundario orientado al sacerdocio que funciona allí. Fue
prefecto de disciplina, y desde ese lugar cometió los abusos que ahora se le
atribuyen.
El 5 de julio de
1995, Karlic ordenó una
investigación a partir del relato de una víctima, que primero acude a su bedel
–estudiantes avanzados del Seminario que eran responsables de los menores–, que
ahora es un sacerdote de la diócesis, y éste lo pone en contacto con el
director espiritual, el actual arzobispo Juan
Alberto Puiggari. Sólo después Puiggari
se entrevista con Karlic.
Entonces, Karlic
dispone “la realización de una
investigación cautelosa” sobre Ilarraz
a partir de las sospechas de que hubiese cometido “delitos graves” mientras
integró el equipo de superiores del Seminario Arquidiocesano, según la
documentación que la Curia aportó al juez Grippo.
Acabada la investigación, Karlic firmó el 18 de diciembre de 1996 un decreto sin numerar por
el que le prohibió al cura “venir y permanecer en el territorio de la
Arquidiócesis de Paraná, así como tener comunicación de cualquier tipo con los
seminaristas”.
El reclamo. De
igual modo, la causa que lleva adelante Grippo, caratulada “Ilarraz Justo José s/Promoción a la corrupción agravada”, no
podría ser la única, sino que se sumaría un expediente en el fuero civil.
Claro que antes,
dijo el abogado Urrutia, irán a una
mediación prejudicial, aunque cree que finalmente eso desembocará en una
demanda ante los Tribunales. “La idea nuestra no es demandar a Ilarraz, sino al
Arzobispado, como responsable del Seminario, que es donde sucedieron los
abusos.
La reparación
económica no es un dato nuevo en esta historia. Ya habría sido esbozada en un
encuentro que se realizó en la Curia el 23 de julio, y del cual habría
participado una de las víctimas, el arzobispo Puiggari, y el abogado de la
Iglesia, Mario Martínez. De acuerdo a lo que relató una fuente cercana a la
causa, en aquella oportunidad las autoridades eclesiásticas habrían esbozado la
posibilidad de abonar una indemnización, y entonces se habría barajado una cifra
de $ 500.000.
Aunque los
sondeos vienen de antes, como también viene de un tiempo lejano el reclamo por
el esclarecimiento de los hechos de abuso que tuvieron lugar en el Seminario
tres décadas atrás. En marzo de este año una de las víctimas que ya se presentó
como denunciante en la Justicia habría planteado el tema a Puiggari: el pedido
entonces habría sido de una cifra próxima a los $20.000. “Es evidente que has
perdido la fe”, dicen que habría sido la respuesta que entonces le dio el
arzobispo.
La historia de
las compensaciones económicas tendría otro ribete: la fuente contó, además, que
Ilarraz habría enviado un mensaje a través de un vocero, con la proposición de
abonar una indemnización económica a una de las víctimas.
Aunque la
querella que encabeza Urrutia está dispuesta a ir no contra el cura –suspendido
desde el 7 de septiembre en el ejercicio del ministerio– sino contra la Curia
paranaense.
Un testimonio revelador
La Justicia ya
cuenta con la cuarta denuncia por abuso contra el cura Justo José Ilarraz, prefecto de disciplina en el Seminario Menor
entre los años 1984 y 1992.
El nuevo
testimonio sumó datos, información y agregó nuevas aristas al caso que ahora
investiga el juez de Instrucción Alejandro Grippo a partir de una presentación
hecha por el procurador general Jorge
García.
La víctima, que
viajó especialmente desde Chile, adonde reside con su familia, estuvo durante
cuatro horas ante el juez Grippo, y dio detalles de cómo fueron los abusos del
padre Ilarraz.
“Lo interesante
es que en este caso ya no estamos hablando de la misma promoción, sino que es
de otra promoción. Es tres años más chico que las otras víctimas que ya
declararon”, contó una fuente judicial.
–¿Qué fue lo que
contó?–En general, contó más o menos lo mismo que el resto de las víctimas.
Aunque en su caso fue un poco más grave el abuso, aunque no hubo acceso carnal.
Fue un abuso más reiterado que en los otros casos, se dio en distintas
oportunidades. Esa situación le dejó una secuela muy grave, al punto que generó
en esta persona un resentimiento muy grande hacia la Iglesia. Y una carga en su
vida personal, porque tuvo problemas psicológicos durante años.
Malditos farsantes degenerados. Ojalá desaparezcan de la faz de la tierra.
ResponderEliminarEstos curas no merecen juicio oral sino anal.
Métanlos en cárceles comunes, para que los demás presos los enjuicien duramenrte. Como decía Teresa de Calcuta, van a darles hasta que duela.
ABSOLUTAMENTE DE ACUERDO, ESTAS LACRAS NO MERECEN EXISTIR.
ResponderEliminarME RESULTA EXTREMADAMENTE CHOCANTE QUE PARTE DE MIS IMPUESTOS SE DESTINE A MANTENER A LA ORGANIZACIÓN DELICTIVA CONOCIDA COMO "IGLESIA CATÓLICA".
ResponderEliminarUN GOBIERNO QUE SE DICE PROGRESISTA NO DEBE APOYAR DE NINGUNA MANERA A SEMEJANTE BANDA.