EL GOBIERNO EN SU MOMENTO MAS CRITICO
Hay que decirlo: el fallo de la Corte Suprema
rechazando el planteo de “per saltum” por parte del Gobierno llegó en el
momento más oportuno: cuando Cristina Kirchner empezó una dura presión contra
ese cuerpo y, por carácter transitivo, contra el Poder Judicial todo. ¿Cuánto
habrán influido las duras palabras que la Presidenta pronunció anoche en la decisión del
alto tribunal que se conoció hace minutos? Imposible saberlo, aunque las
especulaciones están a la orden del día.
Cristina, por caso, imaginaba
que esto ocurriría. Ello explica su duro discurso por cadena nacional anoche y
la reunión de urgencia que convocó esta mañana en la Quinta de Olivos. Allí se
pergeñó una estrategia que se podrá apreciar a partir de esta mima noche: todos
los funcionarios del oficialismo dirán que ya sabían que el fallo sería
adverso.
Si fuera cierto, se abre un
peligroso interrogante: ¿Cómo sabía el Gobierno que los jueces supremos
votarían en su contra? ¿Es cierto que esos magistrados —al menos Ricardo
Lorenzetti— tienen sus teléfonos intervenidos?
En su diatriba de anoche,
Cristina dejó una frase enigmática: “Con 4 fallos se cae el Gobierno”. Son palabras
que funcionarios oficiales adjudican al presidente de la Corte en conversaciones
privadas.
Lo antedicho es una postal de
la presión con la que trabaja la
Justicia en la
Argentina de los Kirchner. Ciertamente no se trata de nada
nuevo, aunque sí es revelador que por primera vez se exponga públicamente lo
que antes solía hacerse de manera soterrada.
En fin, luego del revés que
sufrió el oficialismo en los últimos días —dos reveses en realidad, el primero
fue el fallo de la Cámara
Civil y Comercial— ¿cómo logrará el Gobierno sostener su
presión sobre la Justicia ?
¿Qué ocurrirá si, repentinamente, los jueces de diversos fueros —principalmente
el Federal— decidieran reimpulsar expedientes que comprometen a funcionarios
del kirchnerismo?
No es mera especulación: el
pronunciamiento que se conoció la semana pasada por parte de magistrados de
todo el país deja abierta esa posibilidad. No es casual que uno de los
impulsores de ese documento haya sido el propio Lorenzetti.
Quienes se encuentran dentro
del círculo íntimo del Gobierno aseguran
que, más que enojada, a Cristina se la ve sumamente desorientada.
A su derredor circundan dos
vertientes: quienes aseguran que debe haber una mínima autocrítica —con
renuncias de funcionarios mediante— y quienes insuflan a la mandataria para que
siga avanzando a pesar de todo.
A la cabeza de esta última
movida se encuentra la siempre polémica Hebe de Bonafini, cuya influencia sobre
Cristina es cada vez mayor.
A ese respecto, habrá que ver
hasta dónde la Presidenta
hace caso a los consejos de la titular de Madres de Plaza de Mayo. Su última
ocurrencia pudo escucharse anoche en el acto por el Día de la Democracia y los
Derechos Humanos: "El Ejército debe ser popular y para el pueblo".
Fuente :7 Tribuna de periodistas
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